Crónicas de Gatobonzo

sábado, septiembre 10, 2005

Los gorilas tienen tripa.

Hace tiempo ya, afortunadamente, que no se practica la técnica oriental que evita el crecimiento de los pies de las niñas. En los siglos pasado se tenía como canon de belleza femenina el que las mujeres orientales tuviesen unos pies diminutos.

Para ello las madres, desde que las niñas eran muy pequeñas, les machacaban los pies con un canto rodado a fin de romperles los huesos del pie. Seguidamente se los vendaban, “moldeando” el muñón en forma de un diminuto pie. Como consecuencia de aquello, las niñas pasaban su infancia sin prácticamente poder andar. El resto de su vida seguía siendo un suplicio, al no poder sustentarse en pie durante largo tiempo, por lo que caminar era un suplicio que les hacía tambalearse, como si fuesen a caer. Era lo que poéticamente se comparaba con los “juncos salvajes” que se mecían al viento.

Cada época tiene sus particulares “juncos”. En el momento actual el “junco” que nos toca “mecer” es del abdominal y el vientre plano. Por mismos motivos estéticos igual de absurdos que los antes descritos, modificamos la fisionomía natural de un cuerpo adulto, evitando la formación de un vientre protuberante. Si nos comparamos con simios de tamaño similar a nosotros y con gran parecido físico, es fácil apreciar que los gorilas tienen tripa.

La comparación entre la atrocidad de machacar los pies, y la de machacar la moral no creo que sea desproporcionada. La anorexia se cobra muchas vidas, y deja marcadas a muchas persona y a muchas familias.

La historia demuestra siglo tras siglo que no aprendemos de nuestros errores, sino que tan sólo aprendemos otra forma de cometerlos.

Yo sigo en mis trece, que los gorilas tienen tripa.

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