Con el fuego no se juega
Mi madre, como buena madre que es, desde bien pequeño me enseñó que el fuego es un peligro. Quizá es que ella, al venir de una familia de agricultores, todavía conserva ese recuerdo del riesgo que suponía el fuego mal empleado. Un incendio podía dejar sin la cosecha de un año a un pueblo entero, o sin casa y sin animales a una familia.
Todos deberíamos aprender esta lección, igual que aprendemos que correr con el coche aumenta el riesgo en caso de accidente, entre otras cosas. Pero siempre hay "enteraos" y "suficientes" que creen estar hechos de otra pasta, o que piensan que en su "universo paralelo" la leyes de la física son otras.
Lo ocurrido en Guadalajara ha sido una tragedia que nadie duda, cuyo coste ha sido la pérdida de vidas humanas. No quiero frivolizar con este tema, pero no puedo evitar seguir esa natural tendencia que todos tenemos a decidir quien es el culpable.
El incendio y la situación que mató a esas personas se podría haber evitado si alguna de las siguientes situaciones se hubiese dado:
1º/ Que el tipo de la barbacoa hubiese hecho uso de su sentido común.
2º/ Que el tipo de la barbaco hubiese hecho caso al guarda forestal.
3º/ Que la Administración hubiese tenido un ejército de bomberos cubriendo todos los frentes.
Se puede actuar sobre cualquiera de estas causas, con educación, desarrollo normativo y con mayor inversión respectivamente, pero hay que ser realistas.
Sobre el primero, la educación, se trabaja desde que somos pequeños, en el "cole" y, por supuesto, en casa. La docencia es responsabilidad de la Administración, pero la educación básica, la civil, es cosa de los que nos crían, sean nuestros padres, nuestros abuelos, o si somos adoptados, pues nuestros tutores (me da lo mismo matrimonio civil, de hecho o por lo forestal). Para todos los "mal educados", ya hemos llegado tarde.
Sobre estos inconscientes sólo se puede aplicar mano dura, y limitar el uso del fuego en el campo. Otros sufriremos estas restricciones, pero si eso sirve para salvar vidas, nos tendremos que sacrificar.
Los dos segundos aspectos, el desarrollo normativo y la inversión, son cosa de la Administración, pero tiene unos límites marcados por la restricción de la libertad, y por la cuantía de los impuestos cobrados.
Lo de Guadalajara fue un accidente, evitable, pero fue un accidente. Sabemos, sin embargo, que no siempre es así.
¿Alguien cree que, si se mantiene el ritmo actual, habría impuestos suficiente como para lograr tener los medios necesarios para garantizar una efectividad del 100% en la extinción de incendios en España ? Estamos hablando de una media de 20.000 incendios anuales (sin, con cuatro ceros), de diferente intensidad por supuesto. De estos, una media de de 12.000 son intencionados (un 60%).
El motor de esta "piromanía" es conocido, un terreno forestal calcinado se puede recalificar como urbanizable o para otro uso. Si lograsemos que los especuladores dejasen de quemar nuestros bosques para recalificar estos terrenos, igual podíamos destinar más dinero a podar y desbrozar, en lugar de tirranos el verano apagando fuegos.
Confío en que la ley que está apunto de aprobarse, y que establece un plazo de 30 años para recalificar un terreno, disminuya el número de incendios provocados. Cada uno de ellos es un billete de lotería que le puede costar la vida a un voluntario, y todo por el cochino dinero que otro quiere ganar.
Me avergüenzo tantas veces cada día del ser humano, que ser humano me avergüenza cada día.
Todos deberíamos aprender esta lección, igual que aprendemos que correr con el coche aumenta el riesgo en caso de accidente, entre otras cosas. Pero siempre hay "enteraos" y "suficientes" que creen estar hechos de otra pasta, o que piensan que en su "universo paralelo" la leyes de la física son otras.
Lo ocurrido en Guadalajara ha sido una tragedia que nadie duda, cuyo coste ha sido la pérdida de vidas humanas. No quiero frivolizar con este tema, pero no puedo evitar seguir esa natural tendencia que todos tenemos a decidir quien es el culpable.
El incendio y la situación que mató a esas personas se podría haber evitado si alguna de las siguientes situaciones se hubiese dado:
1º/ Que el tipo de la barbacoa hubiese hecho uso de su sentido común.
2º/ Que el tipo de la barbaco hubiese hecho caso al guarda forestal.
3º/ Que la Administración hubiese tenido un ejército de bomberos cubriendo todos los frentes.
Se puede actuar sobre cualquiera de estas causas, con educación, desarrollo normativo y con mayor inversión respectivamente, pero hay que ser realistas.
Sobre el primero, la educación, se trabaja desde que somos pequeños, en el "cole" y, por supuesto, en casa. La docencia es responsabilidad de la Administración, pero la educación básica, la civil, es cosa de los que nos crían, sean nuestros padres, nuestros abuelos, o si somos adoptados, pues nuestros tutores (me da lo mismo matrimonio civil, de hecho o por lo forestal). Para todos los "mal educados", ya hemos llegado tarde.
Sobre estos inconscientes sólo se puede aplicar mano dura, y limitar el uso del fuego en el campo. Otros sufriremos estas restricciones, pero si eso sirve para salvar vidas, nos tendremos que sacrificar.
Los dos segundos aspectos, el desarrollo normativo y la inversión, son cosa de la Administración, pero tiene unos límites marcados por la restricción de la libertad, y por la cuantía de los impuestos cobrados.
Lo de Guadalajara fue un accidente, evitable, pero fue un accidente. Sabemos, sin embargo, que no siempre es así.
¿Alguien cree que, si se mantiene el ritmo actual, habría impuestos suficiente como para lograr tener los medios necesarios para garantizar una efectividad del 100% en la extinción de incendios en España ? Estamos hablando de una media de 20.000 incendios anuales (sin, con cuatro ceros), de diferente intensidad por supuesto. De estos, una media de de 12.000 son intencionados (un 60%).
El motor de esta "piromanía" es conocido, un terreno forestal calcinado se puede recalificar como urbanizable o para otro uso. Si lograsemos que los especuladores dejasen de quemar nuestros bosques para recalificar estos terrenos, igual podíamos destinar más dinero a podar y desbrozar, en lugar de tirranos el verano apagando fuegos.
Confío en que la ley que está apunto de aprobarse, y que establece un plazo de 30 años para recalificar un terreno, disminuya el número de incendios provocados. Cada uno de ellos es un billete de lotería que le puede costar la vida a un voluntario, y todo por el cochino dinero que otro quiere ganar.
Me avergüenzo tantas veces cada día del ser humano, que ser humano me avergüenza cada día.
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