Crónicas de Gatobonzo

lunes, julio 04, 2005

Hablemos claro

Aunque no tengo una sólida formación religiosa (fui a un colegio laico), sé que la mentira y la soberbia son pecado, al menos para aquellos que se declaran cristianos.

Digo esto puesto que la inmensa mayoría de los que se oponen al matrimonio gay con igualdad de derechos que el de hombre y mujer, contra lo que realmente están es contra la razón médica, pues consideran a los homosexuales como enfermos (En 1978 la Asociación Americana de Psiquiatría eliminó la homosexualidad como enfermedad mental, y en 1990 la Organización Mundial de la Salud le siguió los pasos).

Cuanto más fácil sería que estos opositores se mostrasen sencillamente como homófobos, sin más, en lugar de emplear falsos argumentos (he aquí la "mentira") sobre el correcto uso de la palabra "matrimonio" (anda que no ha cambiado cosas el castellano desde los Reyes Católicos), o sobre la necesidad de un "referente masculino" en la educación de los niños (ahora resulta que todo el mundo es psiquiatra).

El problema de quitarse la careta es tenerse de enfrentar a los hechos probados por la comunidad científica (y no la de un iluminado), y emplear para ello la verdad revelada por un ente superior. Claro ejemplo de soberbia el de creerse como la verdad y cerrarse al conocimiento.

La adopción no está regulada en esta ley, sino que cuenta con normativa propia y lleva aplicándose con homosexuales desde hace años. Los niños no se regalan ni se tratan como mercancias. El proceso es largo, con muchos requisitos y muy bien vigilado. Ójala la paternidad biológica estuviese tan bien controlada, visto lo que en mucho hogares ocurre.

Cuanto nos queda por andar. Afortunadamente ya nadie discute que la Tierra es redonda, pero creo que a alguien casi le cuesta la hoguera...

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